viernes, 7 de enero de 2022

diplomas 2022

 





MI ABUELA ERA SANTA CLAUS

 

 

Era  la década de los ochenta.  Por los lares del sur,  Municipio de Cabral,  en el poblado de La Peñuela , precisamente en 1980,  la vieja Edelmira Segura estaba en la cocina haciendo el café. El olor de leche fresca inundaba la sala.  En su camita estaba el niño Brayni , su madre lo había dejado con su abuela para que completara el primer curso de primaria.

Aún se podían ver guirnaldas apostadas en las casas , pues ya había pasado el mes de diciembre y entraba enero.  Se avecinaba el día de reyes.

--Abuela…abuela… le voy a cortar a Santa unos helechos,  le pondré agua y tabaco debajo de la cama para que me ponga los reyes. 

--Sí ve, mi niño…vete a buscarle a Santa esos helechos que tanto les gustan a sus camellos… Él te dejará reyes…

La abuela...siempre con su bastón, caminaba en la sala y se sentaba en su viejo muebles de palito… Brayni adoraba los cuentos de su tío Abelardo. Y siempre estaba encantando con su tío Jando... generalmente iba a su casa a montarse en las camionetas, que hoy sus primos, Pirro, y Enrique,  estaban lavando.   Y aprovechó para buscar los helechos para dejarle a Santa Claus.

--Abuela… abuela… traje los helechos para Santa

--Ve a dormir, mi nieto, mañana Santa te pondrá los reyes.

La vieja Edelmira Segura se quedó esperando que  su nieto se durmiera, para ponerle un par de pistolitas de tiro con cananas. Que le había regalado  su pariente ruste al niño, pero él no lo sabía. Edelmira Segura estaba esperando el momento preciso que brayni se durmiera……

El niño estaba decidido a esperar a Santa Claus, levantaba la cabeza y luego la ponía de nuevo sobre la almohada hasta que el sueño lo venció.

Rápidamente, con su bastoncito, Edelmira Segura hurgó debajo de la cama,  tomó los helechos, el jarrito de agua y le puso las pistolitas en su lugar, de pronto brayni levanta la cabeza y dice:

 

--Abuela…. Abuela… tú eres Santa…

--No… mi niño no soy santa él me ha encargado darte tu regalo.

Años  después entendí todo el  amor  de  una abuela a sus nietos,  y que la ilusión  e  inocencia de un niño no tienen límites.

Brayner Abrahán Gómez Báez